El poema se ve; el poema se escribe 

El poeta y el fotógrafo hablan el mismo lenguaje, habitan el mismo espacio de urgencia creativa. La necesidad de conservar un momento, una emoción, un lugar. Esta exhibición nace desde el paralelismo que encontramos entre estos dos mundos; ambos requieren de paciencia, una profunda vulnerabilidad y una incesante búsqueda de luz, tanto literal como metafórica. Un poema, como una Polaroid, nace de un instante, de una urgencia de recordar que se materializa en algo tangible. 

Abrazar el error, trabajar con el 

El poema y la imagen instantánea requieren resiliencia. Hay que adaptarse durante el proceso creativo y no abandonarlo. El momento se elige, el cuadro se compone, la polaroid se toma. El momento se elige, la estructura se piensa, el poema se escribe. El error fácilmente puede habitar en ambos procesos pero hay que aprender a construir alrededor de él. Durante la curaduría del proyecto decidimos, activamente, elegir imágenes con “errores” y crear series que demuestran la resiliencia creativa que existe en ambas disciplinas. 

El fotógrafo crea poemas, el poeta crea imágenes 

El poema se ve; el poema se escribe, es una exhibición que celebra la unión de los lenguajes artísticos que nos apasionan. Un trabajo que nos ha invitado a explorar el equilibrio entre la luz y la palabra, entre la imagen y el verso.  Esta muestra es el resultado de un proceso de curaduría conjunto, en el que hemos trabajado en equipo para seleccionar y combinar nuestras obras de manera que dialoguen entre sí. Nuestro proceso de curaduría ha sido un viaje de descubrimiento mutuo, donde hemos aprendido a ver nuestras obras a través de los ojos del otro para presentar el resultado de este diálogo creativo, donde la imagen y la palabra se fusionan. Un viaje donde la poesía se vuelve imagen y la imagen se vuelve poesía, y donde los límites entre ambos lenguajes se desdibujan para revelar una nueva forma de expresión artística.